Un reducido grupo de jóvenes lanzó una llanta en llamas a la puerta de la Prefectura; mientras ciudadanos intentaban retirarla y persuadir al grupo de que se retirara, salieron los policías y arremetieron no solamente contra los universitarios, sino contra la multitud reunida al otro lado de la plaza principal de nuestra ciudad
Fuente: Grupo Lider/Correo del Sur
"Están gasificando, por favor, no corran, salgan caminando. ¡Por favor, no corran, salgan caminado!", gritó por el micrófono de la Alcaldía un funcionario municipal que trataba de evitar una avalancha. Eran las 16:23, y de manera sorpresiva, una cuadrilla de la Policía emergió de la Prefectura para gasificar a más de 20.000 personas que se encontraban en la plaza 25 de Mayo de Sucre.
Los efectivos reaccionaron de manera desmesurada a la intención de unos veinte jóvenes, unos pocos con el rostro cubierto y otros ex dirigentes universitarios, que lanzaron una llanta en llamas a la puerta de la Prefectura. Los agresores estaban siendo contenidos por los mismos marchistas. Un grupo de hombres trataba de retirar la llanta de la acera, cuando el contingente salió a la plaza y comenzó a lanzar gases y perdigones. Sin medir las consecuencias, apuntaron sus lanzagranadas y escopetas a la población y comenzaron a disparar.
Luego, elevaron los cañones y dirigieron los gases a las inmediaciones de la Casa de la Libertad, donde se encontraba el grueso de la población. La avalancha fue inmediata. Miles de personas trataban de escapar y se chocaban entre sí. La esquina de las calles Arenales y Aniceto Arce parecía un embudo en el que confluían universitarios, niños, jóvenes, ancianos, hombres y mujeres, tratando de huir del efecto del gas lacrimógeno. Sobre el puesto de periódicos que se asienta en esa esquina, cayeron los primeros ciudadanos y pronto había al menos medio centenar de personas en el piso. Hubo desmayos, personas asmáticas a las que les costaba respirar y mendigos lisiados que tuvieron que ser cargados por dos cuadras para salvarlos de la represión por otros ciudadanos que resistieron algo más.
Una movilización había precedido a la marcha la madrugada de ayer. A la medianoche del viernes, un grupo de comerciantes del Mercado Negro decidió marchar en resguardo de los piquetes de huelga de hambre, ya que habían recibido amenazas de que los desalojarían en la madrugada.La militarización no estuvo dirigida a los piquetes, sino a los campos petroleros del Chaco y la planta engarrafadora de Qhora Qhora.
Los ánimos estaban exaltados y la gente se volcó en una masiva respuesta a la convocatoria del Comité Interinstitucional, a marchar para exigir la reposición de la Capitalidad Plena al debate constituyente. Niños, mujeres, ancianos, jóvenes, universitarios, gremialistas y fabriles habían convertido la plaza en un escenario de fiesta. Estribillos contra el Gobierno y la Presidenta de la Asamblea estaban a la orden del día, y se escuchaba por radio cómo el Gobierno minimizaba la movilización en la Capital. Casi al mismo tiempo, en Sucre, el Comandante Departamental de la Policía aseguraba que era una marcha pacífica. Pero fue cuando comenzaron a quemar una llanta y a lanzar cohetes a la fachada de la Prefectura, que los Policías trasladados a Sucre desde La Paz, Oruro y Cochabamba demostraron que no estaban listos para medir las consecuencias de sus actos.Las autoridades del Comité Interinstitucional no ahorraron adjetivos para descalificar el bombardeo, mientras el senador Fernando Rodríguez llegó a unos pasos de la Policía para exigir que detengan la gasificación. A los efectivos no les importó su investidura y siguieron disparando. Es más, no le hicieron caso ni a uno de sus superiores, que les exigía detener las descargas.
Mientras la gente caía en la avalancha, la Policía decidió avanzar sobre la plaza. Los universitarios se replegaron para organizarse y luego respondieron a los gases con piedras que consiguieron en una obra en construcción aledaña a la plaza. La población reaccionó airada. "Asesinos, asesinos", gritaban, mientras decenas empezaban a salir de las tiendas y oficinas donde se habían refugiado. Incluso hubo que desalojar el Hotel Plaza, ya que sus pasajeros también sufrieron la furia policial. Los universitarios empezaron a quemar llantas en las esquinas de la plaza para combatir el gas, mientras otras personas echaban agua a las calzadas. Heridos, desmayos, lágrimas, sirenas de ambulancias, gases, aglomeraciones y gente corriendo despavorida poblaban el paisaje de la plaza capitalina.
Muchos de los evacuados fueron ayunadores instalados en piquetes, incluso en la misma plaza, que salieron a demandar paz.Los universitarios fueron haciéndose fuertes y lograron llenar la plaza con llantas ardientes. Se hizo noche en pleno día, las columnas de humo negro y tóxico llenaron el cielo sucrense, mientras la Policía seguía arremetiendo contra los estudiantes que osaban cruzar el meridiano de la plaza con rumbo a la Prefectura. La represión no midió consecuencias y las arremetidas de los universitarios eran respondidas con balines de goma de hasta un centímetro de diámetro. Pese a ello, el comandante de la Policía, Pablo Caballero, aseguró que no había órdenes de gasificar. Alrededor de las 18:00, los efectivos se quedaron sin municiones y se replegaron hasta la fachada de la Prefectura. Los universitarios avanzaron hasta quedarse a diez metros de los uniformados y desde atrás comenzaron a lanzar piedras. Los dirigentes de la Federación Universitaria Local trataron de parar a sus bases al grito de "no queremos infiltrados", pero cuando se dieron cuenta de que no podrían contenerlas decidieron ponerse enfrente de los policías y formar un escudo humano mientras los efectivos se replegaban en la Prefectura. Cuando policías y dirigentes abandonaron la plaza, los desmanes comenzaron. Un grupo de universitarios no mayor al medio centenar de personas comenzó a lanzar matasuegras sobre las llantas ardientes y a apedrear las ventanas de la Prefectura.
Las agresiones llegaron a un reportero de Radio Encuentro, que en medio de la turba aseguraba que los universitarios llegaban con las mochilas llenas de piedras y con hondas. Cuando lo escucharon, los universitarios le increparon y le mostraron sus mochilas con libros. Fue rodeado inmediatamente y lo agredieron; la intervención de dos periodistas de Radio La Plata impidió.
A las 19:10, los cachorros dieron paso al estallido de una dinamita. Nadie respondió y el cansancio terminó por dispersar al grupo, que no escuchaba ni a dirigentes de la FUL ni a miembros del Comité Interinstitucional. A esa misma hora empezó la reunión del Comité Interinstitucional para evaluar los hechos. Su presidente, Jaime Barrón, calificó el hecho como un exceso y anunció que se pedirá una explicación del porqué los efectivos policiales se "sobreexcedieron", incluso rebasando al propio Comandante Departamental. Sin embargo, para el ministro de Gobierno, Alfredo Rada, la represión fue justificada, porque "intentaron quemar la puerta de la Prefectura". Jhon Cava, presidente del Comité Cívico de Chuquisaca, lamentó que la Policía no hubiese reaccionado con la misma vehemencia, cuando cocaleros quemaron la puerta y el edificio de la Prefectura de Cochabamba.
TRAS LOS HECHOS
Se registraron más de 20 heridos
Luego de la gasificación, varios estudiantes universitarios y de colegio resultaron intoxicados; sólo en los nosocomios se registraron unos 22 afectados, aunque otras fuentes reportaron hasta 38.Según el director del Hospital Santa Bárbara, Gonzalo Medina, a ese centro llegaron nueve personas, ocho universitarios y un colegial socorridos tras la gasificación.
En el Seguro Universitario se presentó igual número de personas también por los efectos de intoxicación a causa del gas, dos personas mayores y los restantes universitarios. El caso de mayor importancia fue el de un universitario con una contusión en el abdomen por el impacto de una granada de gas.A su vez, el Hospital Monseñor Jesús Pérez reportó la atención de urgencia a tres estudiantes y a una mujer de unos 65 años.
La Policía explica su actuación
El comandante Departamental de la Policía, coronel Pablo Caballero, aseguró que los gases fueron utilizados tras la provocación de algunas personas que intentaron "quemar la puerta de la Prefectura".
La autoridad lamentó que una vez más, a consecuencia de algunas personas infiltradas, se haya dañado a personas que marcharon tranquilamente.En cuanto a las agresiones a periodistas de la Capital, el Comandante señaló que lamentablemente hay algunas personas que no miden consecuencias y reaccionan violentamente en contra de gente ajena al tema. "Es el caso de la Prefectura, que es un inmueble que nada tiene que ver con el conflicto de la ciudad", acotó la autoridad.
Defensor: Hubo exceso policial
La representante Departamental del Defensor del Pueblo, Ximena Dávalos, solicitará que la máxima autoridad de esta institución, Waldo Albarracín, demande una investigación sobre el exceso de fuerza de la Policía Nacional y sobre los desmanes ocurridos en la jornada de ayer."Creemos que la Policía y el Ministerio Público tienen que investigar quiénes son los individuos que provocan estos desbordes y de nuestra parte estamos informando que hubo un excesivo uso de la fuerza y lo he informado a Waldo Albarracín", señaló.
FUL: Investigar a infiltrados
El ejecutivo de la FUL, Antonio Jesús, molesto por el accionar de la Policía, después de que su sector en los pasados días se movilizó de forma pacífica, desmintió que se haya dado orden de atacar inmuebles públicos luego de que incluso se lo sindicara de comandar la arremetida al edificio prefectural.
"Los dirigentes vamos a hacer un análisis sobre lo ocurrido porque nosotros somos 23 dirigentes por cada facultad y no podemos controlar a 5.000 estudiantes, pero lo que vamos a averiguar es la gente infiltrada que hubo, como el que tiró la goma a la Prefectura, que tenemos un rumor de que era una persona masista y las imágenes lo identificarán", señaló.
Prefectura justifica la represión
La Prefectura no instruyó reprimir a los manifestantes, pero aseguró que tal acción fue provocada por los mismos estudiantes que después de su marcha "intentaron tomar a la fuerza" el edificio del Gobierno Departamental.Así lo afirmó el portavoz de la Prefectura, Juan Carlos Álvarez, al expresar su profunda indignación ante los actos violentos que no hacen más que empañar la justa demanda de Sucre y dañar un bien público que es de todos los chuquisaqueños, añadió.
Acotó que la Policía actuó de acuerdo con las circunstancias en bien de preservar el edificio prefectural, sin que para ello haya surgido una orden expresa de reprimir a los manifestantes.