El acortamiento de mandato en Argentina: Alfonsín entregó en 1989 la presidencia a Menem; De la Rúa en 2001 renunció y le siguieron tres peronistas.
Por eso no entienden que en #Bolivia la gente no hizo caso a políticos.
La alternancia de los Kirchner se interrumpió por la muerte de Néstor. Cristina cumplió dos mandatos consecutivos y no obtuvo los votos del Congreso para una reforma constitucional que le permitiera otro mandato seguido o no la quiso.
No hizo ni perdió un #21F como en #Bolivia.
A continuación del segundo mandato, Cristina puso a Scioli de candidato presidencial porque la Constitución argentina, como la boliviana, no admite tercer mandato consecutivo. Perdió Scioli. Eso es democracia.
En #Bolivia le metieron nomás al tercer mandato.
Con un presidente de otro partido cumpliendo su mandato, Cristina quedó habilitada por discontinuidad para postularse otra vez, como le correspondía, si quería, al prófugo de #Bolivia si hubiera esperado a 2024.
Pero no, tramitó "el derecho humano" de postularse por cuarta vez.
Desde el Referéndum del #21F miles de mujeres y de jóvenes no dejaron las calles defendiendo el voto de #BoliviaDijoNo contra el golpe de Estado propinado por el actual prófugo que se hizo efectivo el #28N de 2017 con una argucia del #TCP.
El @TSEBolivia convocó a elecciones admitiendo la candidatura del ilegal y los partidos políticos nacionales prefirieron participar que luchar contra el golpe en las calles. Mientras, en Argentina, el proceso eleccionario de sus autoridades se convocó con normalidad.
En Argentina, los resultados de las elecciones del #27O fueron reconocidos de inmediato por ganadores y perdedores. En #Bolivia, el 3º golpe de Estado fue el robo del siglo cuando el conteo de votos del #20O se detuvo y los observadores internacionales afirmaron irregularidades.
El fraude fue tan escandaloso en #Bolivia que los ilegales y prófugos obtuvieron 0,17% más para evitar la 2ª vuelta y no fue el opositor afectado el que salió a tomar las calles por el fraude: Protestó e hizo escándalo pero fuimos las mujeres y los jóvenes que salimos otra vez.
A cientos de miles de mujeres, jóvenes, hombres, nos fue fácil volver a organizarnos a defender otra vez el voto porque no hacía ni tres semanas que concluíamos una desesperada lucha contra los incendios en la Chiquitanía, autoconvocados y 100% voluntarios sin colores políticos.
La Chiquitanía en llamas, 5 millones de hectáreas perdidas bajo el fuego y cientos de miles de animales calcinados, comunidades campesinas e indígenas en peligro, nos habían unido en la desesperación, sin preguntar ni darles bola a los políticos, ayudamos todos en la desgracia.
Sin darnos cuenta la Chiquitanía, nuestro Cielo en las tierras bajas del Este, tendió lazos solidarios extraordinarios entre regiones, ciudades, pueblos, idiomas, acentos, culturas. Fuimos seres humanos y bolivianos como nunca, unidos en el #DesastreNacional.
Un #DesastreNacional que los prófugos nunca quisieron reconocer y declarar, negándonos que la #AyudaInternacional llegara con su experticia y su logística a salvar nuestros bosques y nuestros pueblos arraigados a ellos. Estábamos solos ante el mundo y ante los políticos.
Nos entregamos alma, vida y corazón a hacer todo lo que estuviera en nuestras manos. Juntamos lo que pudimos, llevamos lo que conseguimos, equipamos a miles de voluntarios que fungieron de bomberos con los bomberos voluntarios. Cayeron 4. El amor pudo más que el dolor y seguimos.
Argentina estaba en la campaña electoral de sus presidenciales. #Bolivia también, sus políticos en realidad, porque la defensa del #21F se transformó en la defensa de la Chiquitanía o de salvar todo lo que se pudiera. En ella, in situ y de lejos, estuvo Bolivia.
Ni siquiera hubo tiempo de descansar. La X Marcha Indígena de los Pueblos Indígenas Chiquitanos caminó 700 km. exigiendo reparación y repudiando el avasallamiento de sus territorios. Allí también estuvo #Bolivia la diversa, unida. Los acompañamos.
El fraude del siglo, el nuevo robo del voto, fue el que nos volvió a sacar a las calles. No hubo partido político que tuviera la fuerza para convocar a 2 millones de movilizados. El paro indefinido ya tenía dos semanas en Potosí y en Santa Cruz sólo hizo falta la voz del vamos.
Lo habíamos hecho tantas veces 24 horas pero nunca tanto. Ni tan ordenados, ni tan pacíficos, ni tan respetuosos, ni tan solidarios, ni tan contundentes, ni tan organizados: Esta vez tuvimos la madurez que da la lucha, una tras otra, a sabiendas que si no éramos nosotros, nadie.
Fuimos todos y cada uno. Como los mosqueteros, todos para uno y uno para todos. Era fraude o era fraude. Bloqueamos con lo que teníamos en casa: sogas, llantas, mesas. Los prófugos aún en el Gobierno se burlaron de nuestras pititas, nos ofrecieron talleres de bloqueo, llamaron a cercar las ciudades, amenazaron con volver un Vietnam moderno el país, advirtieron que las madres llorarían a sus hijos muertos de 18 o 20 años, afirmaron que si no había guerra no eran felices. Unos cuantos con unas pititas, decían.
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 18, 19, 20, 21. Un día tras otro. Comenzando a las 10 de la noche y cerrando con el junte en el Cristo Redentor. En La Paz, marchaban; en Cochabamba, a su modo; en cada ciudad o pueblo, a su manera; en las calles, todos.
21 días que dejaron de ser lunes, martes, miércoles, jueves, viernes, sábado o domingo. Perdimos las fechas, nos reconocíamos por el número de día de paro. Pusimos lo que podíamos para las ollas comunitarias. Pasaban las emergencias y ningún otro vehículo, salvo las bicicletas.
Cada punto de bloqueo, cada rotonda, inventó santo y seña. Auto que se acercaba, se revisaba. Todos cuidándonos unos a otros. Al recorrer la ciudad y encontrar las pititas, seguro algunos renegaron pero la mayoría nos sentimos orgullosos de seguir aguantando.
Fuimos pueblo todos.
Y ya después los sectores se fueron pronunciando. Si todos estábamos en las calles, ¿qué institución podía afirmar lo contrario? No se tocó ni una institución del Estado pero fueron cerradas con cintas adhesivas y protegidas por turnos de jóvenes y mujeres en sus aceras.
La programación de los medios masivos se vieron obligadas a cambiar de noticias porque se les acabaron los discursos de las autoridades sin qué decir, creo que ni hubo crímenes ni asaltos. Todo fue paro y protesta pacífica. Aunque buscaron la violencia, en el paro no la hallaron.
Las pititas aguantaron 21 días sin cansarse, sin rendirse, como en la Chiquitanía, como el #21F... Y aprendieron que en FB y en Instagram es otra la lógica de la comunicación.
Ni bots ni trolls, sino miles de activistas.
La #PititaTuitera es la #RevoluciónDeLasPititas en Twitter.
(Hilo en Twitter de Gabriela Ichaso)